Mi huella en la arena
quedó.
Marcando un dolor
que descalza caminé,
deseando dejar atrás.
El suave oleaje,
a mi pasar,
borrarla intentaba.
Pero tan profunda eran,
qué el mar, las purificaba.
Logré soltar las penas
y ahora, libre y dispuesta
el amor a mi misma
pude volcar.
BEATRIZ ANGELICA LUNA
ARGENTINA, BUENOS AIRES, LA PLATA.
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